Este mensaje quizás tenga la apariencia de un panfleto pero el mismo no puede esperar las sempiternas revisiones académicas. Me gustaría, de esta forma, hacer llegar este sencillo mensaje a mis compatriotas venezolanos en cuyas manos está el destino y la salvación de nuestro país. El 2002 fue una demostración de ello. Así mientras nuestro pueblo con sabiduría y magnanimidad evitó la cruenta guerra civil ; algunos de nuestros hermanos de la “Walt Disney” clase media deliraban y soñaban con la llegada del “Terminator salvador”.
Pero no solo fue el 2002. Se trata de décadas de dolor, de silencio. Si no que le digan los sobrevivientes de las detonaciones a mansalva y sin compasión de un 27 de febrero de 1989. Pero como el ave fénix nuestro pueblo renace casi al instante. Así la sangre derramada en tantas luchas ha pasado a ser el primer grito de resistencia o quizás el “Segundo Grito de la Independencia” ante la arremetida neoliberal inmisericorde. Es que la necesidad no espera. Por eso, como dice una sabia amiga, la gente de pueblo pareciera no deprimirse sino entristecerse para luego seguir la lucha del día a día.
A ese pueblo valiente, luchador, sabio. A ese pueblo cantado por nuestros eternos camaradas Ali y Víctor Jara, dirijo estas sencillas lineas.
Cuando hablo de Toma Cultural del Mundo me refiero al pueblo asumiendo su rol innato como ente central de la democracia real. No de la democracia tipo “socialité” diseñada al estilo Paris Hilton, sino la verdadera democracia proclamada y reclamada en procesos tan maravillosos como la Revolución Bolivariana y La Revolución Boliviana.
Toma Cultural del Mundo significa una resimbolización y resignificación del mundo. Es una batalla semiótica. La batalla del signo y del símbolo rescatado y dignificado frente a un mundo hecho a la imagen y semejanza del señor “rey de los medios”. En efecto, son ellos, “los reyes de los medios”quienes han moldeado y manipulado al individuo asegurando así su ingreso a la “Matriz Devoradora”. Una labor cuyo frutos se han evidenciado sobre todo en los últimos años, especialmente en nuestro país, donde un grueso sector de la clase media así como de las clases populares han sido inoculadas con un odio atroz casi sin precedentes en nuestra historia reciente. Basta ver las marchas del 2007 protagonizadas por jóvenes universitarios -principalmente de instituciones privadas- enarbolando banderas a favor de un canal privado de telecomunicaciones bajo el eslogan de “libertad de expresión”. Venezuela se transformó entonces en casi el único país del mundo donde los estudiantes salían a marchar a favor de una empresa privada. La viva imagen de un “mundo al revés” definido por el derecho de los intereses bastardos de los entes de poder establecidos a lo largo y ancho del mundo : desde el norte hasta el sur, pasando por el Pentágono.
De esta forma podríamos afirmar que el mundo está “cuadriculado” o mejor dicho triangulado por las grandes corporaciones del mundo, cuyo poder –oigase bien- no es solo económico y político, sino social, cultural, emocional y espiritual. Así es. Toda una “cosmogonía”, si cabe el término, dominante y cuyo poder se expande especialmente a través de la intrincada red de medios (tv, prensa, hasta cine –sino que lo diga Hollywood). Es innegable el fortalecimiento del aparataje mediático y su cada vez más descarada política de ocultamiento y manipulación paralizante que idiotiza, hechiza y distorsiona a millares de seres humanos. No en vano vemos como los días transcurren en torno a noticias prefabricadas y engranadas de acuerdo a intereses muy claros: el de los poderosos. Lo realmente trascendente es dejado de lado, mutilado o transfigurado en adorno de algún comentario o nota de jet set. Pareciera que el embarazo de tal estrella o la ultima cirugía de una artista fuese más relevante que la miseria y el estado de injusticia en el que está sumergido más del setenta por ciento de nuestra población mundial. Un sensacionalismo vertiginoso cuya única meta es la de neutralizar cualquier posibilidad o espacio de discusión, de pensamiento y por supuesto de acción.
Es pues una difícil misión la que tenemos por delante. Se trata de salvar el mundo de una destrucción inminente. Así lo grita nuestra Madre verdadera, nuestra Pacha Mama principalmente a través de los cada vez más severos y frecuentes desastres naturales, tan cercanos en el tiempo y en el alma como el caso de los terremotos de Haití o Chile. Si son “casualidades” o “causalidades” entraríamos en el terreno de lo meramente especulativo. Pero vivimos un momento de la gran historia humana en el que parecieran aclararse tantas dudas y develarse tantos misterios.
De eso se trata mi querido pueblo, ustedes lo saben mejor que nadie, lo saben mejor que el académico o el doctor honoris causa, porque son ustedes quienes viven el abandono y el dolor de la injusticia. Una cosa es teorizar y estudiar, y otra es sentirlo en el alma y peor aún en el estomago propio y el de los hijos – seamos claros-.
Pido pues disculpas a ustedes por hablar de signos y metáforas cuando la realidad real apremia. Pero hermanas y hermanos no hay una verdad más contundente que un gesto, una acción o un signo. Son ellos quienes nos dan cuenta de lo que ocurre en torno. Ahora más que nunca se impone la frase bíblica, tan proclamada por el Presidente Chávez : “El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga”. De eso se trata, es hora de despertar y aguzar los sentidos tan atropellados por la saturación inclemente de los medios, lo cual no es de extrañar toda vez que lo que se buscan es entorpecer los mismos.
Hay tanta información que se hace casi imposible el análisis, la reflexión. Pero atención, información no es conocimiento, ni mucho menos sabiduría. El exceso de información es eso una “indigestión” de la mente que impide el verdadero pensamiento y la acción.
Ante este panorama de la confusión conveniente y del sensacionalismo atiborrado que no es mas que la cara visible del cerebro invisible urge tomar las riendas del “Caballo de Troya” de una vez por todas. Sobre todo si ya sabemos su contenido lleno de hiel – por no decir lo que corresponde-.
Ahora bien, como concretar esta ingente labor?. Lo primero es tener claro el panorama el cual, tal como lo dijimos antes, plantea dos dimensiones esenciales: la primera es el de la dominación política y económica -equivalente a la infraestructura muy bien descrita por la teoría marxista-, cuyas expresiones más contundentes las tenemos en las últimas invasiones y movimientos políticos como el innegable giro hacia la derecha que están experimentando buena parte de los países europeos en contraposición al giro hacia la izquierda en países como los de América del Sur. La segunda dimensión que es la que concierne a este escrito es la dimensión simbólica – equivalente a la superestructura-. La misma está sustentada principalmente, en el engranaje mediático que cuenta a su vez con el apoyo de las élites religiosas, económicas y políticas.
Habida cuenta de tan avieso contexto no cabe otra cosa que la acción decidida y sabia de un pueblo. He aquí los posibles descriptores de esa acción:
Un nombre sugerido: “La guerra semiótica”.
Un objetivo claro: “La Toma Cultural del Mundo”.
Un arma muy poderosa: “Un cultura, un arte, en fin una Estética de la Subversión” que no son otra cosa que el arte y la estética reales, irreverentes y liberadas de la mediatización y
mercantilización vulgar.
Un arma muy poderosa: El Amor.
Una estrategia: La Acción Inteligente.
Una acción temida por el enemigo: la verdadera acción pacifica -no el de las “manitas blancas” de los jovencitos venezolanos manipulados desde el 2007.
Lamento si estos descriptores no satisfacen a muchos de mis hermanas y hermanos prestos con fusil en mano. Pero recuerden que estoy hablando de la guerra semiótica de la segunda dimensión o la ofensiva contra la llamada “guerra de cuarta generación”. Los fusiles estarían destinados – ojala nunca sea necesario- para la guerra de la “primera dimensión”.
Pero, por qué el nombre de “estética subversiva” si hablamos de amor y de paz?. Porque en los tiempos del “reino al revés” la paz, los valores, lo ético, la bondad así como lo bello constituyen un riesgo para el sistema y por ende una anomalía. Toda vez que la corrupción, la guerra o la lucha armada es lo mas anhelado por estos “perros de la guerra” y sus cajas registradoras agigantadas en buena parte por el rentable negocio bélico.
¿Qué significa, entonces, Toma Cultural del Mundo? Toma Cultural del Mundo significa el empoderamiento del universo simbólico que nos rodea por el pueblo no para la venganza, el atropello o la imposición brutal, sino para la sanación, recuperación, reconstrucción y construcción de un universo simbólico. Un universo simbólico que fomente e impulse una verdadera cultura del “ser”, del respeto, de lo ético, de la paz, del amor. Se trata de construir una nueva subjetividad de cara al “hombre nuevo” proclamado por el Che.
Un empoderamiento o reapropiación que incluye la recuperación del espacio mediático y virtual – campaña intensiva y continua - de los medios, pero también del espacio real. El de la plaza publica, el del parque, el de la casa de cuidado de niños y de nuestros abuelos para brindarles alegría y vitalidad. Toma Cultural del Mundo significa el rescate sincero de nuestras tradiciones, de nuestros cantos, de nuestras historias y leyendas. Toma Cultural del Mundo es la reconquista de la esencia de una fe y de unas religiones secuestradas por castas envilecidas más cercanas al mal que al bien. Toma Cultural del Mundo es la sustitución de la pirámide jerarquizada por la red de la igualdad. Toma Cultural del Mundo es enriquecer la cotidianidad con gestos de dulzura, afecto y atención sobre todo para con nuestros camaradas más vulnerables. Toma Cultural del Mundo es propiciar y consolidar para siempre un sentido ético que nunca podrá ser mientras sigamos pasando de lado o volteando la cara frente al niño o el hombre sumidos en la tragedia de la indigencia, o mientras sigamos indiferentes al dolor del vecino y mucho más al llanto de una madre o la angustia de un padre. Toma Cultural del Mundo es desmontar el proceso de desacralización y putrefacción de la vida, de la mujer, de la amistad, del amor, de la familia, del cuerpo, de los sentimientos. Toma Cultural del Mundo es la integración entre Cultura y Agricultura, los dos pilares reales de toda Revolución profunda. Un pueblo que piensa y que tiene la capacidad de producir sus alimentos es un pueblo libre e independiente. Toma Cultural del Mundo es el respeto y el reencuentro con el oicos, el hogar, la naturaleza, consigo y con el otros. Toma Cultural del Mundo es una invitación para que nos sentemos todos juntos a la mesa.
En fin, Toma Cultural del Mundo significa que algún día dejemos de hablar de toma porque hemos cosechado los frutos de la siembra de la ética, de la paz y del amor verdaderos.
¿Casandra?
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